El otoño nos empuja a quedarnos más tiempo encerrados. La temperatura baja y nos resistimos a abrir las ventanas de la casa. Es el combo ideal para para la proliferación de alérgenos de interiores. Por eso, los alérgicos no la pasan nada bien en esta época.
El médico especialista Osmar Capolungo, explica que una alergia es una respuesta exagerada del sistema inmunológico a ciertas sustancias de nuestro entorno que, normalmente, son inofensivas. Y cómo reacciona el organismo: con tos, estornudos, lágrimas y ojos irritados. En los casos más complejos puede causar picazón, urticaria, rinitis, conjuntivitis, dificultad respiratoria hasta ataques de asma.
La tendencia a desarrollar alergia suele tener una base genética; es decir que se hereda. Cuando un padre es alérgico sus hijos tienen hasta un 50% de posibilidades de padecerla. Si ambos padres son alérgicos las posibilidades de serlo pueden ascender a un 75%, explica Capolungo. Sin embargo, también es muy importante la epigenética, es decir, el ambiente al que la persona está expuesta y que puede provocar que se encienda la alergia. En los últimos años los médicos han visto un incremento notable de los casos, lo cual está directamente vinculado con los nuevos estilos de vida, aseguran. En esto influyen la vida sedentaria, la comida chatarra y los crecientes niveles de contaminación que hay en el ambiente.
Virus estacionales
El otoño, la antesala del invierno, es la época en que repuntan varias
enfermedades virales, que además de producir los síntomas normales, activan los efectos de las alergias y hacen que los síntomas empeoren.
Los virus que más circulan en esta época, describe Capolungo, son los respiratorios: los que causan resfríos, bronquiolitis, laringitis, gripe y neumonia. Por eso, el médico recomienda a los alérgicos vacunarse contra la gripe.
El tratamiento indicado para mejorar el estado alérgico es con corticoides y antihistamínicos recetados por un especialista. “La alergia no se cura, pero sí se puede tratar y lograr que los síntomas desaparezcan. Las vacunas son una buena opción para esto. Se dan durante tres o cuatro años, según el caso. Disminuyen la reacción a los alérgenos y mejoran notablemente la calidad de vida”, detalla Capolungo.
Bien alimentados
Además de la predisposición genética, los factores ambientales y la alimentación juegan un rol crucial en los casos de alergias, resalta Graciela Varela, médica homeópata.
La experta mostró un estudio realizado por varias entidades de la provincia, en el cual se revela que la concentración de algunos contaminantes en el aire supera ampliamente los índices óptimos. Esta situación se agrava a partir de abril y mayo, por la zafra, la quema de basura y de pastizales.
“Lógicamente, las vías respiratorias y conjuntiva ocular se ven afectadas en todos los habitantes de la provincia y en especial en las personas alérgicas”, señala.
“A esto hay que sumarle la alimentación inadecuada, la carencia de vitaminas y minerales esenciales de la dieta actual, lo cual predispone a la gente a enfermarse”, resalta. Apenas empieza a tratar a un paciente con alergia, Varela le pide cambiar la alimentación. Le incluye mucha variedad de verduras, frutas, semillas y grasas saludables. Y les pide evitar lácteos y harinas con gluten “ya que estos potencias las patologías alérgicas e infecciones respiratorias”,
“Desde la homeopatía consideramos que la enfermedad surge de un desequilibrio dinámino profundo del paciente”, resalta la médica. Otras indicaciones que da a los alérgicos, además de cambios alimenticios, son desparasitación y medicación específica (después de evaluar a fondo el estado anímico y emocional de la persona).
“Les recomiendo evitar las salidas, sobre todo con niños. En la casa, mantener las superficies limpias con trapos húmedos. Hay que cambiarse la ropa a diario, usar humidificadores y beber jugo de naranjas natural y limonada, para hidratarse y aumentar la disponibilidad de vitamina C”, aconseja.